(El vídeo ya no está disponible)
Hace unos meses, publiqué una entrada que hablaba sobre los deberes. Podéis leerla aquí. En ese momento, aproveché otra campaña publicitaria para sacarlo a colación. Y esta nueva campaña y el aún cercano comienzo de curso me parecían otra buena oportunidad para invitar a la reflexión.
Durante los primeros días de clase, pregunté a mis alumnos por lo que soñaban hacer en el cole. Les invité a que se imaginaran que tenían el poder de decidir qué hacer durante todos estos meses que quedan por delante. ¿Queréis saber cuántos de ellos han pedido llevar deberes a casa? Ninguno. Sus respuestas recogían cosas como estas:
Y quizás no hable por el conjunto de las familias, pero creo que sí por la mayoría de ellas cuando afirmo que ellas tampoco quieren deberes. Lo que verdaderamente necesitan las familias es tiempo de calidad con sus hijos.
Hace unos días, en una entrevista con la madre de una de mis alumnas de este año, me dio las gracias por no llenar sus tardes de deberes, porque eso le estaba permitiendo leer un cuento cada noche con su hija sin que ella estuviese agotada de tanto esfuerzo.
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