El pasado sábado 24 de enero asistí a la jornada titulada “Colaborar para enseñar” organizada por la Asociación Espiral y la Fundación Colegio Base. El día comenzó a las 9:15 con la recepción de los participantes y acabó cerca de las 20:00 lanzando aviones de papel.La jornada estuvo compuesta por:
- Dos ponencias de la mano de Manuel Area y Juan Núñez Colás.
- Siete micropresentaciones de José Antonio Fraga, José Luis Castaño, Mercedes Ruíz y la Tribu 2.0, Ana María Rico e Inmaculada Contreras, Mercedes Jimeno, Manuel Jesús Fernández y Ángel Alsasua.
- Cuatro talleres diferentes, entre los que sólo podíamos elegir uno:
- “Proyecto colaborativos iinternacionales”, por José Luis Castaño.
- “Cómo desarrollar tu proyecto y no morir en el intento”, por Inmaculada Contreras.
- “Una mirada creativa de la ciencia y la tecnología: interacción y experimentación en el aula de primaria y secundaria”, por Mertxe Badiola.
- “Adaptar, adoptar, crear y compartir, las reglas del proyecto colaborativo”, por José Antonio Fraga.
- Las conclusiones, de la mano de mi compi Ana Municio.
En la primera de las ponencias, Manuel Area nos habló de la necesidad de reinventar la escuela del siglo XXI. Y es que tanto la acción de enseñar como la de aprender, ya se llevan a cabo en la red. En 2015, la humanidad está interconectada. Por lo tanto, no se trata de introducir la tecnología en las prácticas educativas, sino de cambiar la metodología de manera radical. Existe una omnipresencia tecnológica donde se ha dado el paso de un uso individual de esta tecnología a un uso común y de colaboración. La interacción humano-máquina, la dependencia de la tecnología, la Tecnópolis, YA es una REALIDAD. Vivimos en una sociedad de la transparencia donde hay una pérdida de la intimidad. Y los educadores tenemos que tener claro hacia dónde se dirige la sociedad para poder educar a nuestros alumnos como futuros ciudadanos.
Manuel Area también definió el currículo actual como enciclopedista, segmentado. Y es que nuestra formación también es así. Está basada en la transmisión de las señas culturales nacionales y en la alfabetización en masa. Es la pedagogía del aprender repitiendo. Y ante esta realidad, nos planteamos: ¿reinventarse o desaparecer? Ahora el alumnos es creador de contenido, lo que le dota de nuevos saberes y nuevas competencias, como la resolución de problemas, saber buscar información útil y relevante, análisis y pensamiento crítico, colaboración y trabajo en equipo o la expresión y comunicación en diferentes situaciones.
A continuación, Juan Núñez Colás presentó su ponencia titulada “La distancia que nos acerca”. Empezó definiendo a los tres tipos de profesores que existen:
- Criticón de pasillo
- Creativo de café
- Innovador de centro
Entre risas, nos confesó estar convencido de que todos los allí presentes formábamos parte del tercer grupo. Pero también nos convenció a nosotros de la importancia de huir de los otros dos grupos y así entender que innovar tiene su proceso, y que precisa un momento de parar. Y este proceso nace del propio individuo, para pasar al grupo (colaborar: nube de ideas), que a través de medios conductores (profesores, dirección…), precipita y se lleva a cabo una recepción, libre de prejuicios donde exista una empatía máxima cuando alguien nos diga que quiere hacer algo. De ahí se pasa a un encauzamiento para dar lugar a un orden moral.
Y es que para alcanzar este orden moral, se deben vencer tres distancias diferentes:
- La distancia más corta: nosotros mismos. Los docentes arrastramos el cómo hemos sido educados. Y es aquí cuando debemos romper con la inercia de nuestro centro: “no se puede hacer y no sé por qué”.
- La distancia a nuestros alumnos. Aquí Juan nos habló de las “aulas champán”, aquellas en las que todos los niños están deseando salir. Debemos evitar ese efecto al máximo. Una clave para que eso no ocurra es dejar la puerta abierta, símbolo de que nuestra clase es un espacio de aprendizaje abierto para todo el centro. Además, definía a nuestros alumnos como “prosumers”, es decir, que nos son conscientes de en qué momento están creando y en qué momento están produciendo. Y nos planteaba esta pregunta: ¿qué tipo de profesor quieres ser? ¿El que expone o el que propone?
- La distancia entre lo que se enseña y lo que se debería aprender. Existen tres líneas de tensión: un currículo bloqueante, una evaluación inadaptada y una falta de enamoramiento.
Y acortando estas distancias nace un nuevo maestro más competente. Un maestro humilde, buscador incansable en la red, cazatalentos, generador de multiaprendizajes, dinamizador de redes e inteligente múltiple.
Os invito a visitar esta página donde encontraréis la historia de Ryan, que Juan compartió con nosotros. Ryan era un alumno con ganas y perseverancia para cumplir un sueño, y gracias al apoyo de su familia y de sus profesores, lo llevó a cabo. Partiendo de esta historia, Juan nos describió a los tres tipos de profesores existentes, más allá del tono jocoso de su primera clasificación:
- Profesor mediocre: llega, da la clase y se va.
- Profesor bueno: piensa qué necesitan sus alumnos y lo prepara.
- Profesor excelente: se mete en la piel de sus alumnos y asume lo que necesitan, incluso haciendo cosas que no quiere hacer.
Debemos mirar a nuestros alumnos como seres únicos.
Sobre las siete micropresentaciones que tuvieron lugar sólo puedo decir que cada una era más apasionante que la anterior. Cada uno de los ponentes demostró, además, un profundo enamoramiento de su proyecto. Lo que, desde mi punto de vista, es la clave de su éxito.
Quiero destacar uno de esos proyectos por lo especial que tiene y por estar ligado con la importancia de la gratitud. De enseñar a nuestros alumnos la importancia de mostrarse/mostrarnos agradecidos por todo lo que tenemos. Este proyecto se llama “C@ntamos contigo” y tenía como objetivo elaborar un videoclip con la canción “Ahora más que nunca” de Alejandro Abad. Os dejo el vídeo, porque habla por sí solo. Y os invito a compartirlo, porque forma parte de un proyecto solidario.
Para terminar este post, quiero hablaros del taller en el que participé. Elegí el taller de Inmaculada Contreras titulado “Cómo gestar un proyecto y no morir en el intento“. Ella estableció una similitud entre el proceso de desarrollo de un proyecto y el embarazo.
- Planificarlo con mucho amor. La creatividad empieza cuando ves las cosas de manera distinta.
- Gestar el proyecto.
- Tras dar a luz, criar y cuidar a la criatura.
- Y una vez creado, ayudar a su desarrollo.
Después de esta parte algo más teórica, nos organizamos en grupos según intereses y empezamos a desarrollar un proyecto. En mi caso, elegimos el cine como tema principal. Y la idea era dar a nuestros alumnos la posibilidad de hacer una película. De momento, es sólo una buena idea guardada en un cuaderno. Espero que algún día pueda hacerse realidad.
Para cerrar este post quiero dar las gracias a la Asociación Espiral y a la Fundación Colegio Base por esta jornada. Pero quiero agradecer más profundamente a todos los maestros y docentes que estaban allí, compartiendo ese sábado, por su ilusión, su entusiasmo, por ser fiel reflejo de que un cambio es posible y de que hay mil y una maneras de llevarlo a cabo. Sólo hace falta querer.
Sólo hace falta estar enamorado de la educación.
Sin duda alex=a profesor excelente
Muchas gracias. Pero si algo aprendí este sábado y algo que aprendo cada día con mis alumnos es que esto es un camino largo. Y no se puede determinar qué tipo de profesor eres por unas cuantas acciones. Así que estamos en camino, que es lo importante.
Eres privilegiada y por ello debes dar gracias a Dios por tenerte en el camino de la excelencia.
Muchas gracias. Me siento muy afortunada.