Qué define la esencia de un maestro, de una maestra
Afortunadamente, cada día se habla más de educación. Aún tengo mis dudas sobre los enfoques que se utilizan o las opiniones tan libres que se publican, pero creo que tenemos que reconocer la parte bonita de que la educación se ponga sobre la mesa.
En este nuevo post, quiero compartir contigo mi reflexión sobre aquellos aspectos que componen el ADN de un maestro, de una maestra. Mientras lo preparaba, me surgían decenas de palabras que podían definir esta profesión. Me ha costado seleccionar sólo cinco. Así que espero que compartas conmigo cuáles serían para ti esos componentes y por qué son una parte tan esencial del día a día.
- Amor. La mejor pedagogía es el amor. La mejor metodología es el cariño hacia los más pequeños. Muchas veces no se trata de qué recurso utilizar o qué proceso implementar, sólo se trata de amar a quien tenemos delante y ofrecerles lo mejor de nosotros mismos. Respetar quiénes son y cómo son para ayudarles a crecer.
- Escucha. La educación es escucha… por algo somos oyentes de colores. Muchas veces pensamos que no tenemos la respuesta a los problemas del sistema, pero pocas nos paramos a escuchar las respuestas que nos dan los peques a diario. Si pusiésemos ahí los micrófonos, encontraríamos luz en muchos de nuestros desvelos.
- Alegría. Las sonrisas y el sentido del humor no pueden ser opcionales. Nuestro trabajo tiene que hacernos disfrutar y ser capaces de derrochar ese espíritu alegre dentro del aula. Nada es tan grave como para privar a los niños y las niñas de muchas horas de alegría compartida.
- Dedicación. El amor, la escucha y la alegría requieren tiempo, necesitan de nuestra paciencia. Ser maestro es dedicar tiempo a lo importante. Ser maestra es atender las necesidades respetando su momento y no con el reloj adulto. Y sí, también son muchas horas de trabajo fuera del aula para poder dar en ella lo mejor de nosotros y de nosotras. Pero merece la pena.
- Aprendizaje. Educar es estar continuamente aprendiendo. Siempre lo he dicho: un maestro, una maestra tiene que aprender más que enseñar dentro del aula. La formación es continua y el aprendizaje, constante. Al final de cada clase, de cada jornada, de cada curso, siempre tiene que acompañar una reflexión sobre qué podemos mejorar para seguir construyendo y creando educación desde lo aprendido y lo que nos queda por aprender.
Así es como defino yo los componentes del ADN de un maestro y de una maestra. Como he dicho, puede haber muchas más palabras que lo complementen, por supuesto. Pero estos cinco serían mis imprescindibles. ¿Cuáles son los tuyos?
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