Las aulas temáticas como respuesta a las necesidades de los niños y de las niñas.
Queridos oyentes de colores. Hoy os traigo una nueva entrevista inspirACCIÓN. Esta vez es el turno de Patricia García y su proyecto Trazos Class. Si aún no la conoces, te invito a seguirla de cerca, porque es pura inspiración, creatividad y esencia de la educación. Esta entrevista ha significado entrar en el origen de Trazos, en cómo ella entiende y vive la educación y en su creencia de que la creatividad tiene que estar siempre al servicio del aprendizaje. Espero que disfrutes de sus palabras tanto como lo he hecho yo.
1. ¿Qué significa para ti ser maestra?
La palabra maestra ya es para mí un concepto muy importante. A pesar de los conocimientos y aprendizajes que tengamos que llevar al aula, el perfil de maestro y de maestra es por el que muchos niños se dejan guiar, en los que se apoyan; y somos incluso esos ídolos.
Y ser maestra no es para nada llevar al aula conocimientos teóricos y basados en libros, sino que es una actitud, una forma de hacer las cosas, es una forma de responder. Incluso es una forma de vestir, una forma de comunicar. Engloba nuestro carácter, cómo somos, cómo nos queremos presentar en el aula, cómo queremos que ellos nos vean, qué imagen queremos transmitir.
Para mí, ser maestra al final es una filosofía de vida. No sé diferenciar entre Patry maestra y Patry persona, porque mi profesión me acompaña día a día, cada hora.
En resumen, ser maestra es una filosofía de vida y un llevarlo puesto 24 horas sin saber diferenciar cuándo soy Patry y cuándo soy maestra. Porque intento dar ejemplo siempre en mi día a día, actuar siempre de una forma lógica, correcta. Es una forma de ser.
2. ¿Cómo definirías un aula temática?
Se conoce por la creatividad a la hora de transformar aulas. Un aula ordinaria con sus mesas, sillas, archivadores y pizarra se transforma en cualquier otro lugar que no tiene nada que ver con lo que es considerado un aula.
Para mí un aula temática no es más que un simple decorado, pero que tiene que invitar al aprendizaje. Es un simple decorado y pongo “simple” porque no le quiero dar tanta prioridad al decorado, sino a lo que se vive dentro de ese aula. El decorado tiene que invitar al niño a pensar, a hacerse preguntas. Tiene que ser un ambiente en el que llamen la atención ciertos elementos y que la decoración tenga una finalidad. No es decorar por decorar. Todo, aunque sea temático, tiene que tener un porqué y un sentido.
Y al final envolvernos en un ambiente de magia y de fantasía en el que no sabemos si estamos jugando, si estamos creando, si estamos aprendiendo. Y que esa mezcla de todas esas emociones y sentimientos sea lo que nos lleve a disfrutar aprendiendo.
3. ¿Qué es lo que te mueve a crear estas aulas temáticas?
Los primeros años fueron muy complicados y fue donde realmente aparecieron y nacieron las aulas temáticas. Yo no me había formado jamás en aulas temáticas ni había estudiado sobre ellos, ni hoy en día siquiera. Pero el momento de hacerlas nacer partió de una situación complicada. Tenía un grupo de alumnos muy desmotivados, desilusionados, que no creían en ellos, no creían en el aprendizaje, no tenían ilusión por nada y no se hacían preguntas. Era una sensación muy angustiosa, de no saber qué hacer con ellos, cómo ilusionarlos.
Entonces decidí que teníamos que crear un ambiente diferente, que teníamos que intentar hacerlos soñar, disfrutar, que fueran protagonistas de ese aprendizaje. Y empezó con una temática muy sencilla donde simplemente éramos arqueólogos y había algún rincón en la clase decorado. Hacíamos alguna salida temática, pero empezó muy suave.
Y al siguiente año, tras el éxito, el gusto y el aprendizaje que pude vivir con los niños después de esa experiencia, me vine un poquito arriba y realicé Howarts, que ya fue mucha más transformación de aula, ya había cosas colgadas del techo, ya los muebles simulaban esas escuelas de magia y de hechicería antiguas, dando un toque viejo. Entonces ya empecé a meterme más en ese mundo de fantasía, de crear… Me dí cuenta de hasta dónde podía ir llegando, que era algo que estaba experimentando por primera vez.
Y ha ido en aumento. Cada vez es una locura más grande. Sí que es verdad que en ocasiones es una brutalidad y sé que no puede estar al alcance de todos a nivel de recursos, de tiempo, de muchos ingredientes que entran en juego cuando se hace un aula temática. Y es que cuando te metes en un mundo, no quieres dejar de crear, de hacer, de sorprender. Y si lo has conseguido una vez, en la siguiente intentas mejorar un poquito y es siempre estar en lucha con esa mejoría.
4. Gracias a tus redes, vemos todo el proceso de creación, pero ¿cómo es el proceso de ideación? ¿Qué pasos sigues? ¿En qué te inspiras?
Lo primero que hago es analizar la situación que estamos viviendo. Busco qué necesidad tienen. Y si encuentro una temática que me ayude a cubrir esa necesidad, pues estupendo. En ocasiones es complicado. Pero lo primero que hago es bucar siempre esa temática apropiada al momento. Ya sea una temática que me invite a hacerlos reflexionar más, a hacerlos pensar más, que me invite más a juego cooperativo… dependiendo de lo que quiero buscar voy adornando la temática en base a eso.
Después voy enamorándome de esa idea durante meses, voy leyendo mucho sobre ella, documentándome… Como utilizo temáticas de fantasía, de libros, de películas… leo mucho. Desde cómo se hizo el rodaje, los protagonistas, el lugar, foros en los que se comentan cosas de la película o del libro. Leo muchísimo sobre la ambientación, veo la película una y otra vez si la hay, hasta que me quedo con todos los detalles. Hasta que la llevo a mi piel, como si sintiera que estoy ahí y lo pudiera trasladar a mi aula para darle el mayor ingrediente de realidad posible. Me gusta mucho que los decorados sean reales. Esas estancias que intento imitar y recrear tienen que ser lo más real posible que yo puedo conseguir con los materiales que tengo y las técnicas que conozco.
Y después de todo este proceso de enamoramiento, de nutrirme de toda la información posible que encuentro… suelo compartirla con mis familiares y compañeros de trabajo. Suelo compartirla porque una idea, cuando se está cocinando en tu cabeza, tienes que saber transmitirla en cinco minutos y ver cómo te explicas. Esa manera de explicarte es lo trabajada que está tu idea en tu mente. Y, a la vez, la reacción que tenga esa persona a la que le estás comentando tu idea, te ayuda a saber si estás yendo por el buen camino o hay cosas que tienes que pulir y perfeccionar. Incluso cuando estamos contando esa idea en unos minutos, yo me doy cuenta de que cambio cosas que mejoran la idea. Así que es importante compartirla para saber si vamos bien y para motivarte, para continuar con ella.
Y después ya empieza el proceso de elaboración de las piezas, de lo que voy a utilizar para traerlo todo al centro y montarlo.
5. ¿Qué te impulsó a construir tu propio proyecto de Trazos?
Trazos comenzó hace 8 años. En ese momento, yo trabajaba en una escuela infantil y, a la vez, por las tardes, daba clases a domicilio a niños de Primaria. Cuando llevaba ya un año haciendo esto, aunque estaba muy cómoda, surgió la idea de montar un pequeño espacio porque por las tardes me iba muy bien, tenía muchos niños y niñas y había bastante demanda.
Empezó el boca a boca y tenía varias solicitudes de varios alumnos, pero el desplazamiento a sus casas y aparcar, limitaba mucho. Y solo podía atender como máximo a tres en la tarde. Era imposible tener más.
Entonces decidí abrir un pequeño espacio donde poder juntarlos. Empecé con 7 niños, con un aula muy pequeñita. Al año, tuve que ampliar otro bajo por necesidad y ampliar el centro porque no me llegaba y tuve que hacer dos aulas. Y al final me lancé a esa oportunidad de coger un bajito que tenía justo al lado de Trazos y de unificarlo todo. Y ahora trabajamos así desde hace 7 años que fue la ampliación. Ahora son cuatro aulas y trabajamos cuatro profes. Las cosas han cambiado, han ido en aumento. Pero a día de hoy sigo rompiéndome la cabeza constantemente en cómo mejorar. De verdad, como si fuese el primer año que arranco y necesitara demostrar. Es un trabajo en el que hay que demostrar mucho y en el que tienes que estar constantemente innovando, y manteniéndote, formándote y de más.
6. ¿Cuáles crees que son los retos más grandes en la educación no formal?
En la educación no formal hay tres pilares que juegan un papel fundamental.
- Uno eres tú como directora de ese centro y como figura de la filosofía de tu centro y como líder del equipo. Como persona, tienes que tener claro que hay muchos momentos en los que tienes que ceder, en los que tienes que estar dispuesta a perder mucho tiempo libre, a dejarlo en manos de tu trabajo porque la realidad es que no llega el tiempo en los centros de apoyo. Hay que preparar muchísimas cosas extra, enfrentarte a muchos tutores, a muchos estilos de educación que tiene cada cole, cada niño, cada maestro. Y tienes que tener muy claro que no tienes un negocio en el sentido de producir y que ingreses dinero. Creo que eso es fundamental en la propia persona, que trabajas con niños, que trabajas con familias. En esa parte tienes que ser muy muy humana. Porque si lo llevas todo a la parte de negocio, pienso que se estropearían demasiadas cosas y aprendizajes y la realidad sería un poco extraña. Es mi opinión. Hay gente que lo piensa como un negocio y lo respeto. Pero pienso que es una de las partes que hay que tener muy claras.
- Otro pilar fundamental son los maestros y maestras de esos niños que tú atiendes. Lo ideal sería tener una buena comunicación, que te acepten desde una visión siempre de ayuda, de refuerzo, de “necesito de ti” porque estás más horas con el niño que yo y si tú me orientas en lo que falla en clase, en lo que ves que no es capaz de continuar, yo desde aquí lo puedo reforzar. Pero si nos vemos desde posturas negativas, o como que una se mete en el trabajo de la otra, ahí no va a haber buena comunicación. Y llevar a ese niño o niña con más problemas en ocasiones se hace más difícil.
- Y otro pilar fundamental es la familia. La confianza. Deberían confiar en lo que estás haciendo sin ponerte, a veces, en situaciones límite. Sin reproches. Porque al final el niño se lleva ese aprendizaje, que de adonde viene igual no es todo lo que él cree. Y tú intentas demostrar que esto es para ayudarle, que es por su bien, que hay que tener confianza en nosotras para poder ayudarle. Así que hay que trabajar con los padres el hecho de que somos un equipo y que en este equipo entramos en juego muchas personas.
7. ¿Cómo es un día de tu vida? ¿Cómo te organizas y gestionas para hacer todo lo que tienes que hacer en tu hogar educativo?
Mis días son muy largos, como me suelen decir. Parece que tengo más de 24 horas y es cierto que no paro. En ocasiones, no diferencio la semana del fin de semana, porque es una continuidad de trabajo. Pero soy capaz de escuchar al cuerpo, de ver hasta dónde puedo llegar y, en ocasiones, cuando sé que tengo que parar ya y tomar un descanso, parar, desconectar y de más.
Mi día empieza siendo mami evidentemente porque tengo un bebé, con los cuidados que necesita. Y prepararlo para venirnos a Trazos, que es lo que solemos hacer habitualmente.
Mis mañanas normalmente son destinadas a la atención a las familias. Intento marcarme horarios, aunque no los cumplo jamás. Por ejemplo, el martes y el jueves es atención presencial para todas las tutorías que tengo de las familias o incluso visitas a colegios. El resto de mañanas que no son de atención directa, pues organizo las sesiones, preparo nuevos materiales para trabajar aquí y adaptarme de la mejor manera a las necesidades de los niños y niñas, preparar agendas para llevar al día todos los exámenes que tienen y corrección de trabajos. Y si estoy metida en algún proyecto, intento tocar algo si me da tiempo y, si no, queda relegado para las noches.
Abro el centro a las 4. Las tardes son totalmente destinadas al apoyo aquí con ellos. No tengo ningún momento de descanso en toda la tarde.
Al finalizar, intento limpiar las aulas. Y si no me da tiempo, queda para las mañanas. La limpieza del centro también la llevo yo, así que siempre es una horita al día que te quita.
Y luego ya llegar a casa, pasar un rato con el niño, jugar, bañarlo, cenamos juntos… Y la mayoría de las veces es acostarlo, se queda dormidito y mami sigue un poquito más.
En el fin de semana, tomo tiempo de descanso, de disfrutar, de pasear, de ver algo que me guste de ocio, pero es cierto que también lo tengo que dedicar a trabajar. Por eso no diferencio mucho entre la semana y el fin de semana, aunque sí que hay una desconexión de la atención al teléfono y a las familias.
8. ¿Cuál ha sido tu proyecto más especial hasta la fecha y por qué?
Todos los proyectos tienen algo de especial. El primero, por haber sido el primero y meterme en este mundo de fantasía, de temáticas, de creatividad. No puedo olvidar los primeros proyectos porque son los que me han hecho aprender totalmente y me han ubicado en un lugar, me han enseñado lo que me gusta. Entonces no puedo decir que un proyecto u otro sea mejor. Aunque sí que es cierto que con el tiempo considero que las actividades ya están mejor planteadas, que soy capaz de crear lazos más fuertes entre la temática y la actividad que realizo.
Los proyectos son muy diversos, en el sentido de que cada uno está enfocado a algo diferente: a misterio, a leyendas, a conocer lugares como castillos, la magia… Todo tiene su esencia. “Supervivientes”, por ejemplo, era una temática de reto, de superación, de estrategia, de poder organizar bien un equipo, de saber ser líder, de tener una buena opinión para poder hacer las nominaciones y poder argumentar lo que falla en tu equipo. Y recuerdo sesiones en concreto que me han marcado.
El último que he creado, el de “El gran Showman”, quizás podría destacar un poquito más por encima del resto, pero también por circunstancias, porque veníamos de una pandemia, necesitábamos volver a tener experiencias. Y fue el volver a hacer algo tan necesario que echábamos tanto de menos. Fue un proyecto totalmente destinado a la educación del ser. A valorarnos, a la familia. Y justo veníamos de un momento en el que habíamos estado mucho en familia, en el que habíamos tenido nuestras diferencias, en el que habíamos refugiado nuestros momentos de aburrimiento jugando en familia, o pintando y creando…Creo que ha sido una historia muy bonita que ha calado y nos ha ayudado a encontrar algo por lo que somos diferentes, nos ha ayudado a valorarnos. Fue un proyecto donde se trabajó la persona más que otras cosas y fue muy necesario.
Los proyectos siempre van en torno a lo que ha ocurrido durante el curso, cómo hemos estado y lo que yo observo que necesitamos en general. Intento buscar un hilo conductor en una temática y traerla al aula.
9. Tus manos piensan mejor que tu cerebro. ¿De dónde viene esa creatividad tan especial que te define? ¿Qué es para ti la creatividad y qué papel juega en las clases y formaciones?
Realmente no sé de dónde viene. Sí que es cierto que siempre fui una niña muy fantasiosa, jugaba mucho en la calle con mis amigos. Pasábamos horas jugando y creando juegos, no con juguetes. Y siempre fui un poco la cabecilla de ese grupo y, como era la mayor de todos, ellos se dejaban llevar. Les vendía lo que me apetecía y ellos se lo creían. Sí es cierto que siempre fui muy inmadura en ese aspecto, pero muy madura para otras cosas. Es como una dualidad. La fantasía siempre estuvo en mí. La creatividad creo que también estuvo, lo que pasa es que materializarla lo aplico más ahora en mi trabajo. Vengo de una familia en la que mi padre es constructor, así que el conocimiento de herramientas, materiales, levantar en vertical cosas… lo he visto desde niña y lo he aprendido indirectamente.
Definir la creatividad es muy complicado. Pienso que existen tantas definiciones de creatividad como autores la han estudiado. Para mí la creatividad, al igual que ser maestra, es un estilo de vida absoluto. La creatividad no se relega a una sesión de clase ni a un momento puntual, sino que la tienes que llevar todo el tiempo para abordar cualquier problema que surge, para una respuesta, para inventarte algo y que alguien te entienda como profe. Para mí la creatividad es tener un pensamiento flexible, es dejar que vengan todas las ideas posibles cuando vamos a empezar un proyecto, es tener la capacidad de improvisar, porque nos podemos frustrar y bloquear y eso impide que las ideas entren en nuestra cabeza. Ser flexible me parece esencial para poder tener un pensamiento creativo. También está ese componente de ser original. Yo considero que para ser original no tienes que inventarte algo que a nadie se le haya ocurrido previamente, sino que podemos coger cosas que ya están inventadas, que ya están creadas por alguien, pero darles tu esencia, tu toque o darles una función diferente.
Creatividad son muchas cosas mezcladas, es una manera de ver la vida, una manera de solucionar problemas, una manera de expresarnos con los que nos rodean, de hacer pensar a nuestros alumnos para que comprendan que existen múltiples respuestas y ayudarles a ellos en el desarrollo de su pensamiento creativo. No ser rígido a la hora de pensar, porque solo así es cuando dejas entrar ideas y posibilidades y eres capaz de dar varias soluciones a un mismo suceso.
Yo me llevo la creatividad encima constantemente. Desde hacer una comida rápida en casa o cuando algo se me estropea, rápidamente busco una alternativa. La creatividad no va en línea recta, es constante y no tiene límite, porque vas mejorando y puliendo cosas como en un entrenamiento. En clase está siempre presente para improvisar un esquema, una actividad o lo que considere necesario para que cada alumno me entienda mejor. Y en la elaboración de recursos, especialmente muy visuales y con pocas instrucciones y sencillos de manipular, porque la mayoría de niños con los que trabajo son niños con dificultades.
10. ¿Cómo sueñas la educación?
Para mí, una escuela tiene que ser creativa. Sin creatividad yo no entiendo nada. La creatividad tiene que estar hasta en las paredes, en cómo se expresan las personas, en cómo se da respuesta a los hechos y problemas…Tiene que ser una escuela que invite al pensamiento creativo, que no lo deje de lado ni que deje de lado los contenidos más tradicionales.
También tendría que ser una escuela reflexiva, con emoción, creando entusiasmo. No lo vamos a estar persiguiendo en todas las sesiones, pero sí que habría que crear un ambiente en el que los alumnos y alumnas llegaran con entusiasmo para hacerse preguntas y con ganas de aprender y seguir curioseando. Y para ello es imprescindible que en el aula tengamos estímulos que les inviten a querer saber más.
Tiene que ser una educación para la diversidad, por lo que incluiría muchos proyectos de viajes, proyectos con personas de diferentes culturas y razas como protagonistas. Es esencial llevar al aula personas que nos traigan aprendizajes culturales para abrir mentes y no limitarnos a lo que conocemos o tenemos cerca. Y tiene que ser algo diario que trabajemos constantemente con pequeñas dosis de diversidad.
Y, por último, intentaría que la educación fuese una educación en positivo. No que todo vale. Yo soy muy exigente conmigo misma y con mis alumnos. Creo que siempre les pido más, pero valoro mucho su esfuerzo y su recorrido en aprendizaje. Y siempre en positivo. Sin recalcar tanto el error, sino la dirección para seguir mejorando.
La educación tiene que ser compañerismo entre todas las personas que trabajan con niños. Cada maestro es fundamental para el buen funcionamiento de todo el colegio. Y sería esencial, casi obligatorio, la buena comunicación, la buena disposición entre ellos, la ayuda, la cooperación. Es difícil, pero yo sueño en grande.
Gracias Patry por esta pedazo de entrevista que merece muchísimo la pena. Gracias por tu tiempo y por todo lo que aportas a la educación.
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Y si te perdiste el post anterior, puedes leerlo aquí.
¡Muchas gracias, María! Sí, Patry es una crack. Ha sido un placer poder hacer esta entrevista.