El revoltijo emocional cuando sacas algo tuyo al mercado
Mis queridos oyentes de colores, hoy quiero compartir con vosotros y con vosotras todo lo que hay detrás cuando sacas una formación, ese revoltijo emocional que te deja varias noches sin dormir cuando sacas algo tuyo al mercado. Y es que es una montaña rusa que recorre todos los estados emocionales posibles.
Ya he descubierto que el emprendimiento es así. Y que es muy probable que lo mismo que he sentido y sigo sintiendo yo lo hayáis sentido muchos de vosotros y de vosotras si también estáis en la carrera de emprender, sea cuál sea vuestro sector. Así que hoy me apetecía compartir un poquito cómo es ese viaje de subidas y bajadas.
- Como todo viaje, comienza con una dosis de ilusión y entusiasmo altísima. Sientes una conexión muy profunda contigo misma. Te sientes capaz de todo y, en mi caso, creyendo en mí y en todo lo que puedo ofrecer más que nunca. Es una apuesta por ti misma y por lo que vales, por lo que sabes fortísima.
- Una vez tomada la decisión y puesta en marcha, llega el síndrome del impostor. Provoca unas sensaciones terribles. Llegan el miedo, la inseguridad, la sensación de que no tienes nada que aportar, que lo que tienes que decir no le va a interesar a nadie… Es casi el punto contrario a la primera fase. ¿Te haces una idea de lo intenso de este recorrido? Y por si fuera poco, no son fases consecutivas, sino fases que se intercalan entre sí. Un día te levantas segura y feliz y al día siguiente completamente bloqueada. Incluso hay días que pasas por ambos estados en unas pocas horas.
- Y claro, para poder avanzar y no quedarte parada, trabajas en una especie de paz y calma emocional que te permita trabajar. Y aunque no es muy real, te permite seguir caminando. Gracias a trabajar esta calma puedes descansar algunas noches (sí, solo algunas) y puedes seguir trabajando en tu proyecto. Pero a la vez eres consciente de que no es una calma que sientas profundamente, sino que es superficial.
- El viaje continúa. Sí, consigues esa guerra fría contigo misma para seguir avanzando. Pero llegan la rabia y el enfado. Surgen problemas, trabajas muchas horas, incluso más de las que tu cuerpo es capaz de soportar, los plazos te asfixian… y el exigidor que habita dentro de mí me grita bien fuerte que lo que estoy preparando no es todo lo perfecto que podría ser. ¿Cuál es el límite de lo perfecto? ¿Quién lo decide?
- Y llega el momento del lanzamiento, el momento de que tu trabajo de meses y tu recorrido emocional vean la luz. Recuperas ese entusiasmo inicial. Te sientes feliz por haber logrado esta meta. Has cumplido tu objetivo. Tu primera formación está oficialmente en el mercado.
- Sin embargo… no todo depende de ti. La respuesta del mercado no la puedes controlar. Así que, en cuestión de minutos (sí, te lo juro, de minutos), el síndrome del impostor vuelve a ti y asumes que tendrá que haber una convivencia pacífica entre ambos para poder seguir caminando. El vértigo y el miedo son incomparables, de verdad. Da casi el mismo miedo que la gente no compre a que lo compren y no les guste.
- En los días siguientes, te alegras cuando alguien compra, te enfadas cuando no lo hacen, te castigas por todos los errores imaginarios que has cometido, empiezas a crear en tu cabeza nuevas formaciones, nuevas cosas que ofrecer… Te sientes sola, sin apoyo. Te sientes acompañada, querida… Sé cómo suena. Es una locura. Pero es lo más real que he vivido nunca.
- Cuando ya han pasado unos días, vuelves a esa calma superficial para poder vivir. Pero que aún no me deja dormir muy bien por la noche…
¿Y en qué punto estoy ahora, te preguntarás? Siento que estoy saliendo de esa calma superficial para volver a conectar con mi entusiasmo y mi ilusión. Me hace muy feliz crear y tener mi propia voz. Y aunque estoy segura y contenta con mi decisión y con lo que estoy haciendo, no puedo negar lo duro que es. Aún se podrían añadir más preocupaciones a la lista para seguir aumentando ese revoltijo, pero no te quiero abrumar más. Solo decirte que este camino del emprendimiento, de sacar adelante tu propio proyecto es un proceso de autoconocimiento brutal, incomparable con ninguna otra experiencia que haya vivido hasta el momento.
Y, ¿por qué te cuento todo esto? Porque me apetece compartir y dejar constancia de que no son solo las horas de estudio y de trabajo (que son muchas), sino que detrás de una formación hay un trabajo personal muy importante y que tenemos que aprender (yo la primera) a validar nuestras emociones y regularlas para poder ser más inteligentes emocionalmente. Y es fundamental que lo inculquemos también en los niños y en las niñas desde muy pequeños para favorecer su desarrollo pleno.
Gracias por estar aquí. A pesar de las pantallas, me llega el cariño de muchos de vosotros y de vosotras que estáis cerca pase lo que pase, haga lo que haga, me sienta como me sienta. GRACIAS.
Si te perdiste el post de la semana pasada, puedes leerlo aquí. Y si quieres saber más sobre mi primera formación, aquí tienes toda la información (puedes aprovechar las últimas horas del descuento del Black Friday).
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