Hace ya unas semanas, terminé de leerme este libro. Lo cierto es que está muy enfocado a un proceso de mejora y desarrollo personal, pero lo creí oportuno también para nuestro papel de maestros.
En mi colegio se está llevando a cabo un proceso de transformación y de cambio de metodología. Llevamos tres años recibiendo formación y es ya para este curso 2017-2018 cuando nos van a pedir que incluyamos en nuestras programaciones de aula actividades para trabajar en cooperativo, rutinas de pensamiento y algún momento para trabajar la inteligencia emocional.
Los veinte pasos recogidos en este libro me han parecido interesantes en relación con este proceso de cambio. Más allá de nuestras opiniones o convicciones personales, tenemos que enfrentarnos a esta realidad. Así, me gustaría que la lectura de estos veinte pasos la enfocásemos desde la perspectiva de mejora de nuestra labor como maestros, independientemente de los pasos que nuestros centros quieran llevar a cabo.
1. Despertar a la necesidad de cambio
James destaca este primer paso como el más importante. Consiste en abrir nuestro corazón y nuestra mente. Abrir una nueva ventana que nos muestra un modo mejor de actuar o reflexionar sobre algo.
Como maestros, cada nuevo curso es una oportunidad para mejorar, para aprender, para esforzarnos en llegar y cubrir aquello que nos quedó pendiente el curso anterior. La autoevaluación es fundamental en esta profesión, pues será la que nos haga estar al día y cada vez más cerca de nuestros alumnos.
2. Cuestionar el presente
Tenemos que ser valientes y atrevernos a cuestionar lo que tenemos y lo que hacemos. No de forma destructiva, pues sabemos hacer muchas cosas bien; pero sí de forma crítica, manteniendo el foco en nuestros alumnos y revisando si lo que estamos haciendo nos está sirviendo para llegar hasta ellos y hacerles crecer.
3. Reforzar la creencia
En el libro, la autora afirma que “tenemos que creer firmemente que la pasión es nuestra auténtica fuerza vital, y el éxtasis nuestra herencia. Nos merecemos todo aquello que nos permitamos sentir. Damos a los demás parte de lo que rebosa en nuestro interior, no el vacío“.
Y es que, igual de importante que es cuestionar y creer en el cambio, es creer en lo que hacemos bien y en lo que somos. Sólo así seremos capaces de dar pasos firmes.
4. Confiar en uno mismo y en el espíritu
James nos invita a analizar nuestra forma de reaccionar ante los cambios y las crisis. “Es muy difícil fiarse de la información disponible en el universo natural a no ser que se confíe en uno mismo“. (…) “Cuanto más firmemente establezca sus valores, más consciente será de su propio comportamiento, tendrá una mayor capacidad para comprender a los demás y le resultará más fácil reafirmarse en cualquier viaje personal“.
5. Abrir un espacio
Es fundamental saber encontrar un espacio dentro de nosotros mismos para la reflexión y el desarrollo personal. La autora defiende que, “en la actualidad, la influencia del entorno, y en particular de los medios de comunicación, ha creado un gigantesco mecanismo de influjos que acelera nuestra mente y a la vez limita la profundidad de nuestras ideas“. Sin embargo, “el tiempo que dediquemos a estar solos y pensar en lo que más valoramos determinará la profundidad de nuestro carácter“.
Desde mi punto de vista, hay algo en este quinto paso que me parece fundamental, y es la necesidad de parar de vez en cuando y revisar nuestra labor en este espacio personal. El día a día en el cole, los plazos, las evaluaciones, nos impiden ver nuestro foco real, nuestra meta. Y para poder dar un valor completo a nuestra labor, es esencial mantener clara y firme nuestra vocación y recordarnos a nosotros mismos por qué nos dedicamos a lo que nos dedicamos.
6. Eliminar las distracciones
Para liberar espacio y dejar hueco a algo nuevo, hay que librarse de todo aquello que nos aleja de nuestro camino para lograr un nuevo objetivo. Todo aquello que nos resulte tóxico en nuestra labor debemos dejarlo a un lado y aprender a ignorarlo.
7. Compromiso con la sencillez
“El camino hacia la sabiduría exige sencillez, al menos por un tiempo, con el fin de que nos sintamos libres para pensar y no sólo hacer. La sabiduría viaja mucho más despacio y proporciona un ritmo de vida mucho más lento que el que muchos de nosotros hemos elegido”.
Es necesario que para este viaje llenemos nuestra maleta sólo con lo imprescindible, con los aspectos esenciales que queremos mantener y por qué.
8. Equilibrio físico
9. Sensación de profundo reposo
10. Rituales de equilibrio
11. Aceptación de la humildad
Es necesario conocer nuestras limitaciones y elegir de forma consciente abrirnos al conocimiento. James afirma que “la humildad no es una sensación de temor, sino una actitud“. (…) “Acepte sus errores, perdónese y perdone a los demás. Su estado mental es la condición más importante para este viaje“.
Como maestros, debemos ser capaces de reconocer que no todo lo hacemos bien, que cometemos errores. Y es necesario ser valientes para afrontarlo.
12. Estado de vulnerabilidad
“La humildad viene acompañada de vulnerabilidad, pues reconocemos nuestra ignorancia y nuestra debilidad“. Seamos sinceros, a nadie le gusta sentirse débil y reconocer fallos propios. Pero la realidad es que todos los cometemos y que, tan importante como aprender a admitirlos, es aprender a salir adelante sin miedo y con la fortaleza para recomponerse.
13. Aclarar la misión
No olvidemos que nuestro objetivo es realizar un viaje para mejorar y encontrar nuevos caminos y formas de hacer. En nuestra misión educativa, hay que mantener siempre vivo el foco de la vocación y de nuestra implicación con cada uno de nuestros proyectos, nuestros alumnos.
14. Escoger el camino
La autora subraya la importancia de saber elegir el modo en el que queremos aprender. “Aunque podemos escoger cualquier camino, a lo largo de nuestra vida habrá viajes llenos de luz y otros que nos conducirán a esferas más oscuras de la naturaleza y de nuestra mente. La luz y la oscuridad son idénticas en cuanto al poder, a la sabiduría y a la capacidad visionaria. Escoja aquello que cree que le enseñará lo que necesita saber“. El objetivo es seguir aprendiendo y creciendo.
15. Hallar el sentimiento
16. Pedir y recibir
Muchas veces, como maestros, tendemos a la construcción de castillos (nuestras aulas) rodeados de indestructibles fortalezas donde ninguna idea ni persona puede penetrar ni alterar lo más mínimo lo que ocurre en el interior. Claro está que, como mecanismo de defensa, es muy positivo; pero impide el progreso, la formación y el desarrollo de la comunidad educativa. Parte de nuestro aprendizaje es saber pedir ayuda, reconocer que no sabemos hacerlo todo, que hay compañeros que tienen buenas ideas y ser capaces de recibir sus consejos.
17. Poner en práctica lo aprendido
La resistencia al cambio es inevitable y humana. Se está muy a gusto en nuestra zona de confort. Pero no podemos viajar en balde. Todo viaje es una experiencia única que debe tener reflejo en nuestro día a día. Así que es momento de mirar al mañana con la fortaleza y valentía de poder afrontarlo y seguir creciendo.
18. Comprobar nuestro nuevo estado
James nos indica que “una vez que empieza a aflorar la sabiduría de la mente, es preciso contrastarla con lo que sabemos de nosotros mismos. Nuestros valores, intereses, talentos, recursos y obligaciones, ¿sostienen las respuestas que hemos recibido?” (…) “La sabiduría se busca en soledad, pero se puede acudir a la comunidad o a los amigos en busca de ayuda a la hora de convertir la vida de cada uno y nuestro mundo en lo que se cree que podrían llegar a ser“.
19. Comprometerse
Es imprescindible que nuestro compromiso sea firme. Primero, con nosotros mismos. Y, en segundo lugar, con nuestra labor educativa, con nuestros alumnos y con nuestro centro. Sólo desde un compromiso sincero se puede alcanzar la transformación.
20. Transformación
“El último paso de un viaje hacia la sabiduría es un cambio de paradigma“. (…) “Este concepto se refiere a una modificación en las reglas fundamentales, en el modelo que utilizamos para comprender la realidad. La transformación se produce cuando cambia totalmente nuestra forma de pensar frente a un problema“. (…) “La transformación es permanente“. “Una transformación no conduce a la perfección. Siempre habrá cambios y deslices. Pero sí que le hace ver con más claridad lo que quiere y el modo de comprometerse a ello“.
Quizás peque de ser excesivamente positiva y soñadora, pero me atrevo a afirmar que cada uno de nosotros (maestros o no) somos los verdaderos héroes de nuestro día a día. Somos capaces de emprender viajes, afrontar riesgos, aprender de los errores cometidos y seguir mirando hacia el futuro con alegría e ilusión. Todo cambio, toda aventura, requiere un paso valiente.
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